SÁBADO TRANQUILO
Sábado tranquilo con el sol en ascendente brillo. La luz se cuela por mi ventana creando un
círculo rubio de claridad, que se abre paso entre las sombras, que son eclipsadas por esa cálida esencia matinal. El amanecer me ha despertado cuando el rocío
besaba mis vestidos florales en este jardín dormido, donde cada noche descansa
mi cuerpo terrenal.
El aroma a café de algún vecino desata mis deseos de echar
algo a mi estómago. No me lo pienso, y me levanto despacio, pero decidida. Ir
al baño y después a la cocina, es un ritual diario, que sigo al pie de la letra. No es café mi desayuno, sino una buena taza de cereales con fibra y alguna
fruta tropical, gran fuente de vitaminas y minerales.
Empezar la mañana desintoxicando el cuerpo, es un buen lema…y, de ese modo deseo continuar el día
a día de esta vida mía, en espera de que los vientos de cambio lo hayan
colocado todo en su lugar.
Es un poema, lo que deseo plasmar en este folio
inmaculado, sin embargo, lo único que deseo escribir en esta mañana soleada,
silenciosa y serena, es lo que la música que escucho en este instante, me dicta a estas horas
tempranas.
Música alegre que me invita a sonreír, a bailar, estando sentada
frente al monitor. Y es que la alegría es parte de mí, de mi forma de ser, de mi
estado mental y de mi ser espiritual. Es inevitable que me comporte de otro modo
que no sea ese estado de felicidad, a no ser, que algún problema importante
empañe mis estados emocionales.
La brisa
acaricia mi cara con sus encajes rosados, caricias que le agradezco a mi amiga brisa esta mañana calmada, donde la luz sanadora de la esperanza brilla en mi
corazón, porque Dios vela por mi y por mis tres retoños y esos ángeles
invisibles que a mi lado, trabajan horas extras.
Agradecida le quedo a Dios, a mis angelitos y a todos los seres celestes que están siendo testigos de este
gran cruce de aguas de gigantescas dimensiones. Agradecimientos
que debo hacer a diario, porque casi siempre estoy pidiendo favores de protección y, preocupada por varios motivos, generalmente me olvido, de dar las gracias a quienes velan por mí desde mi
nacimiento...mis amados Ángeles de la Guarda.
Escrito por Coral Ruiz
Derechos
Reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario