EN LA VERJA DEL ATARDECER
Sorbiendo cavilaciones de pensamientos
gime el vaquero sentado en la verja del atardecer
donde ya no brilla su mirada como antaño.
Tampoco relucen sus pupilas marrones
como cuando al inicio de la primavera
la conoció a ella...
Cuando entre sus brazos de hombre de rancho
besaba en sus labios dulces a su adorada Celia,
su mujer ideal...su diosa...su flor de alhelí,
hasta bien entrado al amanecer.
Tampoco relucen las espuelas del ayer
que, perdidas en el diván de los recuerdos
que lo visten con dagas de sufridos vacíos,
de amarga hiedra y soledad...se desvanecen.
Porque los tormentos internos
lamentan la pérdida de la mujer amada
entregada en cuerpo y alma a él...
que no la supo valorar...y le fue infiel.
Y es que él tuvo la culpa de su marcha...
Si señor!!!
Y cabizbajo, ocultando su rostro
empapado de lluvia con su viejo sombrero,
ahora vive de lamentos...de ausencias y lágrimas
sorbiendo su propio llanto y su dolor.
©Coral Ruiz 2015
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