COMO UN
HÁLITO LEJANO
En el transito de un suspiro,
ella
escuchaba la voz de él,
como en un
hálito lejano...
Y extendía
sus blancas alas,
como plumas de infinita alegría
hacia el amanecer recién nacido.
Y como un ave del paraíso,
alzaba el
vuelo del recuerdo,
en travesías
de esperanzadora calma
ataviada de ilusiones.
Y allí...
en la
inmensidad del sentimiento
que la viste desde su nacimiento
se dejó abrazar
por él.
Sí...
en
aquel lugar sereno
de la
realidad demostrada
donde se
cumplen los sueños,
se realizan los
proyectos
y no se escurren
las lágrimas
por las
laderas del desencuentro.
©Coral Ruiz 2015