jueves, 16 de abril de 2015

EN LOS ESTANQUES DEL BESO


EN LOS ESTANQUES DEL BESO
 
 
Se encontraron en la puerta de la casa de ella, un atardecer de lluvia fina, de frío y fuego en la estufa de sus corazones. Era invierno en las estaciones del computo terrestre, sin embargo, para ellos se había tornado primavera con el sol brillando en sus miradas, bebiéndose los dos al instante, el océano de sus ojos, claros, tan claros como el agua de la vida

 
 Él había ido a contemplar los mirlos de los ojos de la damisela por la que suspiraban sus cielos azules y, cuando ella asomó a la puerta, pudo sentir como el corazón se le aceleraba. Las revoluciones escalaban por las enredaderas de su cuerpo varonil, que febril, reclamaba a su amada en ese lugar recóndito,
donde solo los amantes sacian su sed en los estanques del beso.

 
Besos de amor, que complacidos los labios sugerentes de ella, le invitaron a busca la miel de su boca, en ese valle florecido donde las magnolias crecen virginales, adosadas a los alhelíes plantados por ambos, el día que se conocieron, aquel romántico amanecer de descubrimientos personales en la intimidad de sus valles de incienso y mirra, de cantos febriles en los amaneceres de un beso de amor.
 

Escrito por Coral Ruiz
Derechos Reservados
 
 

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