VÍSTEME DE CARICIAS
Vísteme de caricias, amado mío
ramilles de flores del jardín de las delicias,
floral estancia de una historia más de tantas
que cuaja entre los arreboles de una mañana,
cautivadora, enternecida, multicolor.
Creciendo el ardor de un beso templado,
en los labios de una doncella,
joven, soñadora, encantadora.
Y el rocío que enamorado
de una rosa humilde y sencilla,
la idolatra con su mirada ambarina.
Sueña ella
con ese jardín de sueños enfebrecidos.
auscultando su graciosa silueta
desde las raíces,
ascendiendo por el tallo, hasta las corolas
de sus sonrosadas mejillas.
Contemplando los mares de sus ojos,
esmeraldas, azulados, ambarinos...
Depende de cómo brilla el sol
en sus estados de ánimo,
de ese color se presentan los amaneceres
de su mirada femenina.
Sueña ella con él, estando dormida,
sueña ella con su amado, estando despierta,
arropada con los mantos de las ilusiones,
que vuelven, que regresan para quedarse
en la posada de su corazón.
Vísteme de caricias a cientos, amado mío,
arropa con tus febriles labios
estos valles jugosos, ardientes...
Cálida caricia de un beso apasionado,
largo, extenso, mío...
varado en la cumbre de un sueño
que no tiene final.
Porque el amor verdadero
cuando ama, lo hace de verdad...
cuando ama, lo hace de verdad...
no es capricho pasajero,
ni goce de un silbido de viento
que se lo lleva lejos de su destino.
© Coral Ruiz 2014
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