domingo, 5 de julio de 2015

MOMENTOS DE REFLEXIÓN


MOMENTOS DE REFLEXIÓN


Me he paseado tantas veces por los pasillos de las soledades, del desencanto y del desamor, tantas, que llegué a convertirme en asceta de esta vida. Lo cierto es que lo soy, desde la niñez. Depende de las circunstancias de cada persona, de ese modo transcurre su vida y se moldea su carácter.


La soledad es un  tiempo necesario para envolverse con los pétalos de la reflexión, en un intento de aprender y de entender el porqué de ciertas situaciones. Difíciles travesías, pero necesarias, para la evolución de la materia, como es nuestro vestido terrenal, y del espíritu, que es lo que en la realidad somos. Seres Espirituales en estado de Evolución.

Momentos de reflexión, buscando el modo de encontrar el equilibrio necesario para enfrentarse enérgica y con valor, a esas emociones negativas que alteran el orden natural de la vida, del estado de ánimo, de la salud y de todo lo que nos rodea...

 ...Que silente, acurrucado, abnegado y sutilmente callado, tatuando la resignación en su frente, soporta el canto triste de la grulla de la melancolía, en los lagos del sin sabor y del desencanto que nos arropa en esos caminos de aprendizaje.

Los pensamientos guiados por la razón, entienden que es hora de darle un giro a esa situación, comprendiendo, que los giros de esos grandes cambios, se hacen visibles, cuando, con la cabeza bien alta se toma una excelente decisión.


Y un día de amaneceres brillando en la mente, la resurrección de la vida, con la luz divina brillando muy alta, todo se ve claro de repente, como el agua de la fuente, que es transparente y cristalina.

 Y se reacciona tal y como debe de ser...luchando contra las malas energías, contra los pensamientos negativos que absorben lo mejor de nosotros mismos, que no nos permite evolucionar, ni avanzar, ni ser constructores en este mundo, en un intento de dejarlo mejor para las siguientes generaciones. 


Si...es necesario saber, aprender y enseñar a nuestros hijos, que es mejor ser constructores que destructores, para el bien de la humanidad y, para nuestro propio beneficio y el de todos los seres que nos rodean.


Y una vez entendido el porqué de estos caminos recorridos, de estas sendas dolorosas, vestida con el aura de la serenidad y con la paz interior por bandera, plenamente confiada y restablecida en todos los sentidos, miro al cielo donde moran millones y millones de criaturas celestes, que invisibles velan por nosotros. 

Si, esta noche es tranquila, con una brisa suave acariciando mis mejillas a esas horas nocturnas de reflexión. Y aquí me hallo, arrodillada en la terraza de mi habitación, con la plateada luna como vigía en esa estela de esperanza, y yo agradecida, doy gracias a Dios por su infinita bondad conmigo y con mis tres retoños.


© Coral Ruiz 2015

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